Aunque son bilaterales, no siempre son simétricos en
tamaño.
A la palpación (durante realización de una laringoscopia
directa con fines quirúrgicos) su consistencia es firme.
La etiología traumática–fonatoria es la más
frecuente en estas lesiones; de hecho, entre todas las lesiones en las que
interviene el trauma fonatorio como mecanismo de producción, es en los nódulos
vocales donde esta etiología es más clara. Los nódulos agudos aparecen por un
abuso vocal intenso en un corto período de tiempo, como respuesta al
microtraumatismo repetido del borde libre de las cuerdas durante la fase de
contacto. Los nódulos crónicos se producen como respuesta inflamatoria
organizada ante la hiperfunción persistente. Se han descrito otras causas, siempre
menos consistentes que el trauma fonatorio, como: cuadros alérgicos,
infecciones de vías respiratorias superiores, sinusitis. Se habla de un posible
perfil psíquico en el que existe mayor predisposición para la aparición de
nódulos vocales. En la edad infantil se atribuyen a un tono habitual elevado
durante el habla asociado a gritos frecuentes.
En la formación de un nódulo vocal se diferencian dos fases
evolutivas claramente diferenciadas:
- En la fase inicial el trauma sobre el tejido
vocal produce únicamente un edema localizado del borde libre de la cuerda, que
generalmente adquiere un aspecto rojizo, con un sustrato vascular y edematoso.
Esta lesión es la que se conoce como nódulo agudo, el cual es más fácil que
aparezca de forma unilateral y sea confundido con un pólipo. Los nódulos agudos
tienen una consistencia blanda y friable; de aspecto traslúcido y edematoso.
Son más frecuentes en niños y cantantes inexpertos. Suelen regresar con el
reposo vocal.
- Cuando el trauma
sobre la cuerda vocal continúa, la zona edematosa inicial pasa por una degeneración
hialina y finalmente fibrosis, adquiriendo por tanto una consistencia
firme. En este caso hacemos referencia a los nódulos crónicos, los
cuales son habitualmente bilaterales y simétricos, aunque en ocasiones son
diferentes en tamaño. Su aspecto suele ser blanquecino y fibrótico, y son de
mayor tamaño que los agudos, pudiendo tener un aspecto muy firme.
Tratamiento
Las opciones de tratamiento para un paciente con nódulos
vocales son las siguientes:
- Reposo vocal. Es el tratamiento básico para los
nódulos vocales agudos, los cuales suelen regresar en 1-2 semanas cuando
se lleva a cabo de una forma adecuada.
- Tratamiento logopédico. Debe ser el tratamiento inicial
en los nódulos crónicos en los
que no existe un grado de disfonía importante que
interfiera con las actividades de rutina de la vida diaria. Esto es relativo, y
por supuesto dependerá de las necesidades individuales de cada paciente, en
relación con su trabajo, aspectos sociales, aspectos psicológicos, etc. Otro grupo
de pacientes en los que el tratamiento inicial debe dirigirse siempre al
logopédico, dejando la cirugía en un último plano, son los niños, en los
cuales los nódulos suelen regresar espontáneamente cuando adquieren la madurez
en su conducta.
- Microcirugía laríngea. Se reserva para aquellos
casos en que los nódulos, siendo crónicos, además provocan una disfonía que de
alguna manera es limitante para el paciente. Se recomienda un tratamiento
logopédico postoperatorio para modificar el hábito vocal y evitar la
reaparición de las lesiones.